domingo, 30 de julio de 2017


Dicen que sobre los vidrios negros
escribía:
“concédeme un caballo,
tengo los pies pequeños
y llegará la muerte antes que yo”.

Dicen que al despertar, bajaba de su cama,
y arrastraba su cabello por la casa
hasta llegar al jardín.

Que se  hacía una trenza con la hiedra
más dura y las flores caídas, dicen.

Que el día era de sol y ruido.
Que cantaba como si no importara.
Que no se miraba los pies para no acordarse.
Que reía.

Y que  cada noche,
antes de dormir,  escribía:
“concédeme un caballo,
concédeme un caballo,
concédeme un caballo”
sobre los vidrios negros.







sábado, 29 de julio de 2017

Gracias, maestros







Hoy al mediodía, Marta Argerich y Daniel Barenboim dieron un concierto gratuito, a cielo abierto, en la plaza que está junto al Teatro Colón.
Nos hicieron temblar de belleza.
Inolvidable.











La Biblioteca de Marcelo Leites y esta selección de poemas de Triza. 

Gracias totales.


https://ustedleepoesia2.blogspot.com.ar/2017/07/triza.html



El 18 de agosto, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, leo en esta mesa fabulosa



Los espero.

https://www.facebook.com/events/151755548709955/


viernes, 28 de julio de 2017

Carola


Hace 6 años, un 28 de julio, moría mi hermana. La ceremonia de su entierro fue surrealista. Un cura que no era cura ofició la misa en un cementerio privado del conurbano perdido en el medio de la nada. Mirá que venir a parar a un lugar así, sentía que mi  hermana decía desde lejos.  Me acuerdo que fui vestida casi de verano, porque no sentía ni frío ni calor. Luego supe que hacía un frío terrible. Todo el tiempo pensaba que si mi hermana podía ver la escena de su entierro estaría riéndose diciéndonos:  "che, menos mal que me habían jurado que no me iba a morir".  Eso no podía ser real. Carola tenía un humor increíble y decía que lo que más la divertía era hacerme reír. 
Su vida me llenó de alegría. Su muerte me dio un coraje que no es de este mundo.




lunes, 24 de julio de 2017


Habíamos pisado los tallos para no ver las flores.
Colgamos  de los árboles
cintas blancas
para que los pájaros
no bajaran a cantar.
Aprendimos la plegaria
y para que no se cumpla,
no la rezamos.
Dejamos de cruzar las manos
y de poner ofrendas ante nuestros muertos,
para no pedir ayuda.

Debió habérsenos concedido el olvido.  

No esta piedra, esta alegría.



domingo, 23 de julio de 2017



Un lugar donde conviven un piano y un balde de plástico celeste. Un techo que es mitad cubierto, mitad cielo. Asientos que son cajones de manzanas forrados con aguayos. Mesas que son carretes de madera que alguna vez sirvieron para otra cosa. Bols de cocina que ofician de maceta donde crecen los cactus. 

Casi una escena surrealista. 
Así es un taller de poesía en la librería más linda del conurbano.


martes, 18 de julio de 2017

Los preferidos


Los preferidos del taller (se incentiva su asistencia):
-Los que tienen miedo.
-Los que cuando se levantan de noche van hacia la heladera buscando eso que nunca encontrarán.
-Los que no saben qué animal es la poesía.
-Los que llevan una bicicleta en el bolsillo por si se cansan de caminar.
-Los desprotegidos de sol y de sombra.
-Los que se ríen de sí mismos.
-Los que guardan semillas de calabaza y no saben para qué.
-Los que siempre tienen hambre. O sed.
-Los que intuyen que las palabras esconden otra cosa.
-Los que entienden lo que dicen los perros.




Bók og Kaffi: Piñero 975, Bella Vista, Provincia de Buenos Aires.

Parecía un sueño: yo reconocí a Viviana que estaba sentada frente a la mesa larga, hecha con caballetes y tablones de madera.  La llamé. Ella se paró y su vestido transparente, como de agua, se estiró brillando al sol.   Debajo se veían los volados de su ropa interior que eran  grandes y blancos.  El resto de la gente siguió comiendo  y hablando. Me saludó,  y con la mano señaló que había mucha gente y que no podía salir de ahí. Hice un gesto como para que ella supiese que no era necesario venir.  Viviana acomodó la catarata de su vestido,  volvió a sentarse,  y yo seguí comiendo, con mi traje negro,  en la mesa que estaba a trescientos ochenta kilómetros de ella.




lunes, 10 de julio de 2017

Taller abierto


UNA APROXIMACIÓN A LA ESCRITURA Y LECTURA DE POESÍA


Leer antes de venir:
* Si escribe poemas, traiga uno o dos, impresos.
* Si no escribe poemas, traiga papel y lápiz (no va a escribir un poema ese sábado, ni lo sueñe. Es para otra cosa)
* Si cree que es genial escribiendo, no pierda el tiempo conmigo, este no es su taller.
* Si cree que es malo escribiendo, no me haga perder el tiempo, este tampoco es su taller.
*Si usted no cree en lo que tiene para decir, yo tampoco voy a creerle.
*Si llegó hasta acá y aún siente curiosidad, venga que algo vamos a hacer.
Valeria Pariso
Piñero 975- Bella Vista
Actividad gratuita.
Sábado 22 de julio
16 horas




domingo, 9 de julio de 2017

Ciclo de poesía en Bella Vista



Más de 40 vecinos llegaron bajo la lluvia. Vinieron desde Moreno, Castelar, José C. Paz, Hurglingham, San Miguel, Bella Vista. Desde todos lados vinieron. 

El conurbano se inunda, es puro barro. Y no importó. Varios de nosotros tuvimos los zapatos húmedos, las zapatillas mojadas, durante las dos horas que duró el ciclo. 
Y no importó.
Porque la poesía fue más fuerte.
Gracias a cada uno.


Hoy, imperdible



sábado, 8 de julio de 2017


Seguimos en el jardín como si no hiciera frío.
Date cuenta: tenemos las manos inmóviles.
¿Cómo es posible que ningún insecto
haya devorado los pétalos rojos?
Qué les mitigó el hambre posterior a la lluvia.
Hay hombres y mujeres que siguen
de cerca a las hormigas y aun así
no pueden impedir una catástrofe.
Qué espíritu protege lo que cae.
Hace años que estamos aquí.
Hace años que estamos de rodillas
de frente a  la belleza.
La rosa quebrada que miramos
no puede estar durando tanto.


viernes, 7 de julio de 2017


Descubrir que aquello que se creía mágico (cantaba un pájaro) no fue más que una piedra tirada contra un vidrio. Ver, de pronto, que la misma piedra fue tirada por la misma mano, el mismo viento, sobre cientos de ventanas. Ay, espíritu del tiempo, me hubieses concedido la piedad de la duda. Descubrir la piedra fue pisar descalza los vidrios rotos de todas las casas.

Muchas gracias, Carlos


de palabra

((… Cuántas formas de volver tiene la ausencia.
Valeria Pariso –Triza-))

un sol posible ilumina más allá del horizonte/ sólo
es claridad/ falsa quizás/ el día puede revertir en noche
cerrarse al fin el ojo/ pero infinitos cuartos hay
en la memoria y en cada uno habitación de quien supera
hueso y tacto
sólo el olvido vistió sayo de ausente/ la esperanza es
atavismo/ quién puede llamarse lejos-fluido-o-visible/ es
referencia en verdad el rótulo del mundo: la población
es distinta en cada cual/ nadie ha muerto ni se aleja
quien fue/ renace
                                       ahora listan rosa y celeste las siete amanecidas
                                       y me detiene el poema ocho/ magias
                                      de una referencia: late en valeria
                                      una triza/ el fragmento más pequeño:
                                      flor y mundo/ cuanto trice de palabra


© Carlos Enrique Cartolano. Abarrotes, 2017

jueves, 6 de julio de 2017



"no hay árboles. Los hubo en algún tiempo
porque si no ¿de dónde saldrían esas hojas?"
Juan Rulfo

En algún momento,
yo debí caminar por el campo
trayendo un puñado de tomillo.

Habré pensado:
-con este tomillo asaré la carne,
y estas ramas frescas vestirán la mesa
que atraviesa el patio.

Habré cantado feliz
buscando los zapatos,  el vestido negro.

Seguro hubo una instancia
en que ninguna duda
fue honesta o suficiente.

Seguro existió un tiempo
en que fue compartido
el tomillo, la carne.

Porque si no,

de dónde vendría este consuelo.


lunes, 3 de julio de 2017


Cuando nada buscábamos,
el cielo fue cruzado por los teros,
revelada  la lluvia,  el barro,
los pies hicieron huella,
y en medio del vacío
encontramos la casa.

Cuando nada buscábamos,
la casa soportó
el viento,
la tempestad del abandono,
la alegría de aquello
que sucede porque sí,
lo inexplicable.

Nosotros,
estúpidos nosotros,
dejamos los tesoros
que nos fueron confiados.

Dios, parada en la intemperie
la casa  que aún nos mira
se parece a un tótem.

¿Qué haremos con esto?


Texto leído el 1 de julio en la celebración de "30 años de Éxodos y trenes"


A 30 AÑOS DE “ÉXODOS Y TRENES” DE CARLOS BARBARITO
(UNA RETROSPECTIVA 1978-1985)

Estar hablando hoy, de los 30 años de la publicación de “Éxodos y trenes” de Carlos Barbarito, ya nos aporta un dato sobre el libro: su actualidad, su vigencia que nos interpela y nos junta.
Por algo surge esta celebración.
Este libro, publicado en 1987 por la editorial Último Reino, reúne 20 poemas breves escritos por Barbarito entre 1978 y 1985. Es decir, entre sus 23 y 30 años.
Pareciera como si este libro fuese el anticipo de todo lo que iba a venir. “Ah, querido Cavalcanti, tiene que haber un puerta,/ un secreto/una llave”, dice en el poema Mal de piedra.
Esa certeza sobre la existencia de algo superior al trajín cotidiano, va en paralelo con todos los interrogantes y súplicas que se despliegan a lo largo del libro: “Adónde ir, cómo saber entre tanta máquina, entre tanta música confusa” (dice), “¿Por qué me dejaron solo?/ ¿Por qué estoy tan lejos, tan alto?” (pregunta), “Por favor, ponme una máscara” (suplica) y afirma “tengo miedo”.

Dice el poeta en LA NAVE DE LOS LOCOS

Esa mujer que amasa el pan y no lo come.
Ese niño ciego que pregunta por las estrellas.
Esos que no se abrazan por temor a Dios, a romperse.
Ese silencio, tan atroz.
El dolor.
La demencia.
Sin embargo me pongo el saco, y salgo.
Sin embargo trabajo por un sueldo, y me callo, y me someto.

Barbarito, nos pone frente a lo que no queremos ver. Y eso es tal vez uno de los mayores aciertos del libro:
“Es tan terrible haber amado tanto
y tener que resignarse a vivir entre deshechos y fantasmas”, dice en el poema que se titula “Es tan terrible llamarse Carlos”.
El poeta se vuelve sobre sí mismo para mostrar el hueso. Y es que lo vulnerable del hombre se presenta aquí como un tesoro. ¿Es que hay, acaso, algo más luminoso y más trágico que lo frágil, que lo que no se sostiene, lo que irrumpe en un instante y requiere de toda nuestra atención para ser visto u oído y está destinado a desaparecer?
La respuesta parece estar en el primer poema, cuando dice: “Abraza a quien un día entregó su vasto corazón a la lluvia/ y se quedó para siempre en las aguas del zafiro/ dile que yo también me he unido al vuelo de las golondrinas/ y traigo en mi sangre la luz de los abedules y el oro rojo de los arces,/ para que cuando llegue la más terrible de las horas/y en mí todo sea cernido y disuelto,/ ante los ojos de mis ojos permanezca intacta la Belleza”
Los 20 poemas están acompañados por 4 ilustraciones bellísimas de Rafael Landea, que también realizó el dibujo de tapa.
La ternura, el miedo, la esperanza, un recorrido de preguntas y determinadas certezas configuran una voz poética compleja pero cercana al lector. Es el poeta de la observación, de la contemplación del mundo que lo rodea. Es el poeta de los interrogantes que nos incumben a todos. No obstante, su voz se presenta como una voz más entre las voces. No sentencia, canta. No oculta, muestra su desconcierto. El poeta sabe, pero dice como si no supiera para que el lector complete la pregunta o intente una respuesta. Construye un artificio, un engranaje perfecto, una locomotora de tren, una partida, una llegada, y en el medio, la tensión de la espera.
Este libro, que hace 30 años obtuvo el premio del concurso del régimen de fomento a la producción literaria nacional y estímulo a la industria editorial otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, fue escrito por “alguien que busca adverbios y luciérnagas para no morir de frío en la penumbra”, nos reúne, nos vuelve a juntar alrededor de la poesía. Porque acaso no haya otro fuego más verdadero.




Valeria Pariso
Muñiz, invierno 2017.

domingo, 2 de julio de 2017

Ayer, en la librería Saint Exupéry, hablando sobre "Éxodos y trenes" (Premio del Fondo Nacional de las Artes), a 30 años de su publicación.






Fotografía gentileza de Paula Novoa