lunes, 13 de abril de 2015

La desesperación consistía
en llegar a la única palabra 
que no se podía tocar.

Estuvimos siglos
parados sobre el filo
tratando de escribirla.

Dijimos:
-Si no tiramos podemos volar o morir.

Pero no.

Al salto sobrevino el  grito de un pájaro 
que se hizo fuego en el aire.

Después,
se abrió un silencio naranja
del tamaño de un puño.

Ahora,
nosotros,
huérfanos suicidas,
escribimos la ausencia
con una flor en la mano.





No hay comentarios:

Publicar un comentario