viernes, 5 de diciembre de 2014

La soledad del desayuno. El mate. El silencio que me acerca al poema. Como un ritual, que la primera comprensión del mundo sea el poema. Leer uno. Cuando todavía no es posible pensar. Hacer que el poema pase por la sangre. Hoy, Nicanor Parra. Sentir el olor de las tostadas. Ir despertando. Dar gracias de que este año el fresno que está en la vereda toque la pared de mi cuarto y me acerque a los pájaros. Oír a los pájaros. Intentar comprender la complicidad del canto. Identificar, entre las hojas, el llamado y la respuesta. No entender qué se dicen. Volver a poner agua en el mate.  Parecería que lo verdaderamente hermoso no se comprende.  No se comprende y sucede, y entonces es hermoso.  Entonces no queda otra que sonreír. Sonreír hasta que se pongan chiquitos los ojos.




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