lunes, 10 de noviembre de 2014





Cajita Frida, regalo de mi amiga Karina Giglio. Sirve para guardar barcos, retamas en flor, huellas de niños robando caramelos, un lago completo con sus cisnes de cuello negro, la suavidad de lo que todavía ni siquiera se piensa, un día con sus años y sus noches, las palabras que todavía no aprendí a decir.

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