jueves, 8 de noviembre de 2012


En la esquina de Conesa y las vías
vivía un loco,
a mí se me había puesto que era  Fijman,
entonces,
una mañana le dije Maestro,
soy valeria,
me gusta la poesía,
y él sonrió, cerrando los labios
como una sábana que se retira para lavar.

Nos hicimos amigos,
yo lo visitaba los jueves,
nos quedábamos sentados debajo de unos eucaliptus
tomando fresco,
a veces le leía a Bretón,
a veces mirábamos cómo las moscas afilaban sus alas,
a veces me mostraba dibujos que hacía en una libreta,
decía "tengo pilchas que pinchan",
"mi dedo es un cornalito" y se reía.
repetía siempre eso, y tenía
tres perros que le lamían los pies.

Después, los vecinos le hicieron una denuncia,
dijeron que era peligroso, que le tenían miedo,
vino una ambulancia, un patrullero y se lo llevaron
delante de todo el barrio que se juntó para ver
qué hace el Estado en casos como éste.
Se llamaba Juan.